martes, 3 de noviembre de 2009

La religión le coquetea al Estado en Colombia

Los últimos años en Colombia la Iglesia Católica y las iglesias cristianas de "nacidos de nuevo" han hecho de manera más frecuente incursiones en política, y lo peor aún es que ha sido bien visto por el gobierno. Ya en Sindioses comentábamos la entrega de un gran lote decomisado a la mafia en Calí a una iglesia cristiana, o la presión de católicos a la creación de una clínica para la mujer en Medellín con el pretexto de ser una decisión antivida, y las obstrucciones del Procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez a derechos para las personas del mismo sexo, y su oposición al aborto legal en casos de violación, malformación del feto y riesgo de muerte para la madre, así como para que se enseñen estas leyes en los colegios del país.

El columnista de el diario El Tiempo, Daniel Samper Pizano, autor de varias obras humorísticas hace reflexionar a los colombianos sobre el paulatino desdibujamiento de la frontera entre religión y política en Colombia.


Una senadora cristiana y uribista plantea prohibir por ley los desnudos en medios de comunicación... Un colega suyo anuncia que su proyecto político consiste en imponer los valores cristianos... Contra los consejos de los mayores expertos, el Gobierno impulsa el castigo constitucional del consumo personal de droga... El Presidente recomienda a los solteros que sean castos... Varios ministros son obligados a rezar ante la Virgen de los Remedios... El Jefe del Estado plantea a un grupo de obispos sus dudas en la interpretación del Evangelio... La página web de la Presidencia invita a orar ante la Santísima Virgen... La Iglesia y el Procurador ("Absolvedor", según Ramiro Bejarano) General bloquean la aplicación del aborto legal...

¿Ha borrado de un plumazo este gobierno la separación entre Estado e Iglesia? ¿Se está apoderando la religión de nuestras instituciones? Hay signos inquietantes que así lo sugieren. Admirar a las señoras con poca ropa, fumarse un cacho de marihuana, acostarse con la novia son pecados, no delitos. Parecería, sin embargo, que prospera una campaña para que el Estado castigue los pecados. No ayuda a despejar esta preocupación el hecho de que Uribe fue señalado hace años como miembro de las divisiones inferiores del Opus Dei (no sé que lo haya negado), que varios de sus funcionarios lo sean (entre ellos el ministro de Obras Públicas, el peor calificado del gabinete) y que el 10 por ciento del Congreso esté en manos de militantes religiosos, en su mayoría uribistas. Muchos llegaron allí con votaciones exiguas, al caer de su curul otros legisladores, lo cual aumenta el peligro de que convicciones ultraminoritarias se abran paso como políticas del Estado.

El tema más delicado, el que más alebresta a los sectarios, es el del aborto. La judicatura colombiana sentenció que es legal interrumpir el embarazo en ciertos casos especiales. Sin embargo, la oposición religiosa, encabezada por los obispos y por el maniático Absolvedor, ataca esta norma. Su beligerancia logró acobardar al alcalde de Medellín e impidió la aplicación de la ley en una clínica para mujeres.

Es totalmente respetable que los ciudadanos que profesan creencias católicas no acudan al aborto o practiquen el sexo sin condón. Pero no pueden pretender que sus ideas personales obliguen a los demás. Cabe discutir, además, la coherencia de sus convicciones: si de veras les preocupa que un ser humano disponga de la vida de otro, deberían oponerse a la legítima defensa y a la pena de muerte y plantear en la Constitución el veto absoluto a la guerra. Cuesta trabajo creer que esta Iglesia cuya Inquisición aún ahorcaba impíos en 1826 porque no compartían el dogma católico, ahora se desgarre las vestiduras cuando una mujer, con amparo legal, interrumpe una mera expectativa de vida.

El Instituto Guttmacher, experto en el tema, demuestra que es falso que la legalidad de esta práctica la fomente. Al contrario, mientras el aborto legal disminuye en el mundo, el ilegal -que mata cada año a 70.000 mujeres- se mantiene. Europa, con leyes muy liberales al respecto, registra las más bajas tasas de aborto; Uganda, que lo prohíbe, padece las más altas. La mortalidad femenina en los abortos legales es de 1 por 100.000 y en los clandestinos, de 330. En esta actitud subyace un machismo milenario. Los obispos bendicen las armas y nombran capellanes en el Ejército, pues la guerra es, sobre todo, cuestión de hombres. Pero se movilizan para impedir que las mujeres que no profesan sus creencias ejerzan sus derechos legales. ¿Qué pasará cuando lleguen al Congreso los Testigos de Jehová? ¿Prohibirán las transfusiones de sangre?

Cristo lo dijo con claridad: a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César. Lamentablemente, a la par con el Estado de Opinión nos amenaza el Estado de Oración.

(Nota: El Estado de Opinión es un concepto del presidente Uribe en el que el apoyo que recibe del pueblo es una fase superior al Estado de Derecho)

¿Y usted qué opina?

2 comentarios:

  1. Uff, como lo siento. Tiene que ser horrible ver como tu pais va hacia atrás en lugar de avanzar.
    Aqui en España por suerte hay matrimonio homosexual y parece que lo del aborto libre hasta noseke semana va para adelante pese a las manifestaciones de los obispos y demás paletos cristianos.

    Esperemos que finalmente reine la cordura por allá... y que la de aquí dure lo maximo posible

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  2. Ya me lo temía. Desde hace tiempo a través de mis comentarios y en mi blog ya había hablado de los males que ha causado la religión organizada a mi país Colombia. La frontera entre el estado y la iglesia desaparecen, y la ICAR se prostituye (la ramera de las rameras, la meretriz de las meretrices) con una viejo borracho corrupto y enfermo que es el débil Estado Colombiano.

    Tal como afirma Fernando Vallejo en su genial libro la puta de babilonia:

    "la que amordaza la palabra y aherroja la libertad del alma"

    En Colombia las almas casi nunca han sido libres, y las pocas mentes libres que han existido han sido silenciadas.

    Pero yo creo que esto lo merecemos, porque en las últimas elecciones presidenciales la participación apenas rozó algo más del 40%, y las legislativas la vergonzosa cifra del 37%.

    Me acuerto yo cuando era niño y me obligaban a leer y aprenderme los primeros artículos de nuestra constitución de 1991, vaya pérdida de tiempo.

    Tantos años de seguidismo al fundamentalista cristiano de Bush nos ha pasado factura. Todos los que llevamos años en la red de escépticos, de sin dioses y leyendo a sus homólogas Yankees, podemos afirman de forma casi axiomática, que el gabinete y los asesores de Bush hijo, Padre y Reagan, han estado formados por fanáticos cristianos que dan auténtico escalofrio: Pat Robertson, Pat Buchanan, Billy Graham, Rick Warren y un etc. de neo-talibans y cristiano-ayatolas.

    No me extrañaría que (no tengo pruebas de ello) Uribe pudiera haber tenido contacto con esos "asesores espirituales", pero de lo que sí tengo pruebas es de la denominada "faith initiatives" (just google it), que busca frenar la secularización del tercer mundo (ya que están perdiendo la batalla de la "culture wars" en USA) mediante absurdas políticas tales como "la abstinencia", propaganda religiosa y pseudocientífica contra los métodos anticonceptivos y el aborto, acercamiento (no fue de casualidad las constantes visitas de Bush al Vaticano) a la ICAR.

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